Al amanecer.........

Es muy poco probable que un número considerable de cualquier población estuviese en la disposición desinteresada de brindarle hospedaje hoy mismo en la noche a un anónimo carpintero desaliñado que viaja, sin recursos, acompañado de su embarazada mujer.
Igual de incierto el porcentaje de mortales dispuestos a encender cada una de las velas del más viejo de los candelabros con un ánimo constante de sosiego y serenidad. Creo que suman muy bajo número los niños dispuestos a alegrarse con la sorpresa de un libro, depositado milagrosamente bajo un pino con esferas, a contrapelo de los millones de cibernéticos cachivaches que abultan la lista de pedidos formulados en su mayoría al correo electrónico de un palacio invisible en pleno Polo Norte.
Predomina la maledicencia, el imperio de chismes e interpretaciones por encima de la mesura y el silencio; a esta hora son mucho más importantes las teorías sin fundamento que las acciones que cuestan esfuerzo emocional y convicción decidida. Impera el simulacro, la impostura y la falsa solidaridad, por encima de la verdad aunque duela, la honestidad aunque no reluzca y la verdadera convicción de ayudar a cualquiera, donde quiera y en todo momento.
En estos días son pocos los semajentes que evitan la pusilanimidad y muchos extraños que optan por posponer todo empeño, cómodos en su necedad; son más los prójimos dispuestos a considerar que lo que no han podido revolver hasta ahora es cosa irremediable a los contados próximos que están dispuestos a hacer todo lo que sea necesario para alterar el curso de un rumbo mal elegido.....
Se observa que lleva prioridad la juerga insulsa y maquillada, el derroche de comida y bebida, por encima del reservado placer de la espera....eso que se lee en los ojos de los niños y que parece que se olvida con los años...
Al intentar sobrevivir otra época tan falsamente festiva, días de reflexión en medio de todo el ruido del mundo, uno descubre que llevamos indelebles en la memoria los mejores ingredientes espirituales de nuestro ser: sintonizar las pequeñas emociones, compartir el pan con el que pasa hambre, condonar las deudas, saldar perdones, agradecer de corazón el regalo más grande que trae consigo cualquier amanecer: la continuidad de la vida.
Uno asume, no con resignación, sino con resolución de buena voluntad, el destino inevitable que nos espera, más aún palpable en la personal lista de ausentes que crece año con año y uno amanece también con el paisaje claro, aunque por lo general sea nublado por la negación, de las verdaderas circunstancias de nuestro presente.
Agradezco, de verdad, tanta sensación creciente que me convence y alivia, cada tres horas, ocho veces al día, de que no estoy solo. Aunque tenga que sobrevivir las noches intranquilas donde se manifiestan, en creciente desafío, las más profundas dudas......

J. Hernández....."Agua de azar"