Consideraciones

Una página para poner de todo...

RelojesWeb.com

sábado, abril 29, 2006

San Jose Obrero

SAN JOSE OBRERO


El próximo lunes  1 de Mayo, celebramos la fiesta de San José 
Obrero,  y es por eso que les comparto como algunos santos han tenido
a San José, esposo de Maria.

La devoción al Santo Custodio ha venido experimentando un crecimiento
constante, y como dice el Papa Juan XXIII : "hubo de pasar algún
tiempo antes de que su culto penetrase de los ojos al corazón de los
fieles y de él se sacasen especiales lecciones de oración y confiada
devoción".

Es un gran intercesor, muchos santos le han pedido su bendita
intercesión,

Santa Teresa de Jesús :
"Y tomé por abogado y señor al glorioso San José y encomendéme mucho
a él. Vi claro que así de esta necesidad como de otras mayores de
honra y pérdida de alma este padre y señor mío me sacó con más bien
que yo le sabía pedir. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado
cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes
mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado Santo,
de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a
otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una
necesidad, a este glorioso Santo tengo experiencia que socorre en
todas y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue
sujeto en la tierra ¬que como tenía el nombre de padre, siendo ayo,
le podía mandar¬, así en el cielo hace cuanto le pide.
Esto han visto otras algunas personas, a quien yo decía se
encomendasen a él, también por experiencia; y aun hay muchas que le
son devotas de nuevo, experimentando esta verdad.
Procuraba yo hacer su fiesta con toda la solemnidad que podía, más
llena de vanidad que de espíritu, queriendo se hiciese muy
curiosamente y bien, aunque con buen intento. Mas esto tenía malo, si
algún bien el Señor me daba gracia que hiciese, que era lleno de
imperfecciones y con muchas faltas. Para el mal y curiosidad y
vanidad tenía gran maña y diligencia. El Señor me perdone.
Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso Santo,
por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios.
No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares
servicios, que no la vea más aprovechada en la virtud; porque
aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan.
Paréceme ha algunos años que cada año en su día le pido una cosa, y
siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición, él la
endereza para más bien mío."
Si fuera persona que tuviera autoridad de escribir, de buena gana me
alargara en decir muy por menudo las mercedes que ha hecho este
glorioso Santo a mí y a otras personas; mas por no hacer más de lo
que me mandaron, en muchas cosas seré corta más de lo que quisiera,
en otras más larga que era menester; en fin, como quien en todo lo
bueno tiene poca discreción. Sólo pido por amor de Dios que lo pruebe
quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es
encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción. En
especial, personas de oración siempre le habían de ser aficionadas;
que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los ángeles en el
tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a San
José por lo bien que les ayudó en ellos. Quien no hallare maestro que
le enseñe oración, tome este glorioso Santo por maestro y no errará
en el camino. Plega al Señor no haya yo errado en atreverme a hablar
en él; porque aunque publico serle devota, en los servicios y en
imitarle siempre he faltado."

San Juan Bosco, Charlas :
"Entre las prácticas de piedad en honor de este gran patriarca,
esposo de María, padre nutricio de Jesucristo, Santa Teresa
recomienda mucho, como eficaz medio para obtenernos su protección, el
dedicarle todo el mes de marzo, en el cual cae su fiesta [...]
Invocándolo también con jaculatorias. Por ejemplo, durante el estudio
decid en vuestro corazón : Sancte Ioseph, ora pro me; ayudadme a
ocupar bien el tiempo de estudio y de clase. Si os viene alguna
tentación : Sancte Ioseph, ora pro me. Al levantaros por la mañana :
Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía. Al acostaros :
Jesús José y María, asistidme en mi última agonía.
No olvideis que es el protector de todos los trabajadores y que lo es
también de los jóvenes que estudian. Porque el estudio es trabajo."

Orígenes, Homilía XVIII :
"Cuando Jesús tenía 12 años, se queda en Jerusalén. Sus padres, que
lo ignoraban, lo buscan con solicitud y no lo encuentran. Lo buscan
entre sus amistades, lo buscan en la caravana, lo buscan entre los
conocidos, y entre todos éstos no lo encuentran [...]. Aprende donde
lo encontraron los que le buscaban, y tú buscándolo con José y María
lo encontrarás."

San Isidoro de Sevilla, Algunas alegorías de la escritura 138 :
"José es el tipo (imagen) de Cristo, que fue destinado para guardar
la Santa Iglesia sin mancha ni arruga."
Inicio de Página

Vocación de San José
________________________________________
San Bernardino de Siena, Sermón 7 :
"Fue elegido por el padre eterno como fiel cuidador y guardián de sus
más preciados tesoros, a saber, de su Hijo y de su esposa; cargo que
el cumplió con absoluta fidelidad."

San Bernardo, Homilía sobre la Virgen Madre, 2 :
"Aquel José vendido por la envidia de sus hermanos y llevado a
Egipto, prefiguró la venta de Cristo; este José, huyendo de la
envidia de Herodes, llevó a Cristo a la tierra de Egipto. Aquél,
guardando lealtad a su Señor, no quiso consentir al mal intento de su
señora; éste, reconociendo virgen a su Señora, Madre de su Señor, la
guardó fidelísimamente, conservándose él mismo en toda castidad. A
aquél le fue dada la inteligencia de los misterios de los sueños;
éste mereció ser sabedor y participante de los misterios soberanos.
Aquél reservó el trigo no para sí, sino para el pueblo; éste recibió
el Pan Vivo del cielo para guardarle para sí y para todo el mundo.
Sin duda, este José con quien se desposó la Madre del Salvador fue
hombre bueno y fiel. Siervo fiel y prudente a quien constituyó Dios
consuelo de su Madre, proveedor del sustento de su cuerpo."

San Juan Crisóstomo, Homilía sobre San Mateo, 8 :
"[...] Dios, amador de los hombres, mezcla trabajos y dulzuras,
estilo que Él sigue con todos sus santos. Ni los peligros, ni los
consuelos nos los da continuos, sino que de unos y otros va Él
entretejiendo la vida de los justos. Tal hizo José."
Inicio de Página

Fidelidad de San José
________________________________________
San Juan Crisóstomo, Homilía sobre San Mateo, 8 :
"José no se escandalizó ni dijo : eso parece un enigma. Tú mismo
hacías saber no ha mucho que Él salvaría a su pueblo, y ahora no es
capaz ni de salvarse a sí mismo, sino que tenemos necesidad de huir,
de emprender un viaje y sufrir un largo desplazamiento : Eso es
contrario a tu promesa. José no discurre de ese modo, porque es un
varón fiel. Tampoco pregunta por el tiempo de la vuelta, a pesar de
que el Ángel lo había dejado indeterminado, puesto que le había
dicho : «Está allí hasta que yo te diga» (Mt. 2, 13)".

Santo Tomás, Suma Teológica 3, q. 29, a. 1 :
"José quiso despedir a María no para unirse a otra mujer ni por
sospechar en ella alguna falta, sino por reverencia, lleno de un
santo temor de vivir al lado de una tan grande santidad. Y, casado
con María, por el testimonio de José se comprobó el nacimiento
virginal de Cristo".

Personalidad Humana
________________________________________
Juan Pablo II, Audiencia General 19 - III - 1980 :
"Es hombre de trabajo. El Evangelio no ha conservado ninguna palabra
suya, en cambio, ha descrito sus acciones : acciones sencillas,
cotidianas, que tienen a la vez el significado límpido para la
realización de la promesa divina en la historia del hombre ; obras de
llenas de la profundidad espiritual y de la sencillez madura."
Inicio de Página

Especial Honor y Veneración
________________________________________
Beato Claudio de la Colombière, Panegírico de San José, Exordio :
"Aunque no hubiera otra razón para alabar a San José, habría que
hacerlo, me parece, por el solo deseo de agradar a María. No se puede
dudar que ella tiene gran parte en los honores que se rinden a San
José y que con ello se encuentra honrada. Además de reconocerle por
su verdadero esposo, y de haber tenido para él todos los sentimientos
que una mujer honesta tiene para aquel con quien Dios la ha ligado
tan estrechamente, el uso que él hizo de su autoridad sobre ella, el
respeto que tuvo con su pureza virginal le inspiró una gratuidad
igual al amor que ella tenía por esta virtud y, consiguientemente, un
gran celo por la gloria de San José [...]".

Pío XII, Alocución del 7 - IX - 1947 :
"¿Queréis amados hijos, ganar de nuevo a los hombres para Cristo y
para la Iglesia? - Para Cristo : ningún hombre ha estado tan cercano
al Redentor por lazos domésticos, por relaciones cotidianas, por
espiritual armonía y por la vida divina de la gracia, como José, de
la estirpe de David, pero también humilde obrero manual. - Para la
Iglesia : él es el Patrono de la Iglesia Universal."

San Bernardo de Siena, Sermón 2 :
"Si toda la Iglesia está en deuda con la Virgen María, ya que por
medio de ella recibió a Cristo, de modo semejante le debe a San José,
después de ella una especial gratitud y reverencia."

San Bernardino de Siena, Sermón 2 :
"Hemos de suponer, sin duda alguna, que aquella misma familiaridad,
respeto y altísima dignidad que Cristo tributó a José mientras vivía
aquí en la tierra, como un hijo con su padre, no se la ha negado en
el cielo ; al contrario, la ha colmado y consumado".
Inicio de Página

La Figura Evangélica de San José
________________________________________
S.S. Juan Pablo II, 19 de marzo de 1980 :
"Dedicamos nuestro encuentro de hoy, 19 de marzo, a aquel a quien la
Iglesia, en este día, según una tradición antiquísima, rodeó con la
veneración debida a los más grandes santos.
El 19 de marzo es la solemnidad de San José, el esposo de María
Santísima, Madre de Cristo. Ya en el siglo X encontramos señalada
esta festividad en varios calendarios. El Papa Sixto IV la puso en el
calendario de la Iglesia de Roma a partir del año 1479. En 1621 se
inserta en el calendario de la Iglesia universal.
Interrumpiendo, pues, la serie de nuestras meditaciones, que estamos
desarrollando desde hace tiempo, fijémonos hoy en esta figura tan
querida y cercana al corazón de la Iglesia, a cada uno y a todos los
que tratan de conocer los caminos de la salvación, y de caminar por
ellos en su vida terrena. La meditación de hoy nos prepara a la
oración, a fin de que, reconociendo las grandes obras de Dios en
aquel a quien confió sus misterios, busquemos en nuestra vida
personal el reflejo vivo de estas obras para cumplirlas con la
fidelidad, la humanidad y la nobleza de corazón que fueron propias de
San José.
«José, hijo de David, no temas recibir en tu casa a María, tu esposa,
pues lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un
hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, porque salvará al pueblo de
sus pecados» (Mt 1,20-21).
Encontramos estas palabras en el capítulo primero del Evangelio de
San Mateo. Ellas —sobre todo en la segunda parte— son muy semejantes
a las que escuchó Miriam, esto es, María, en el momento de la
Anunciación. Dentro de unos días —el 25 de marzo— recordaremos en la
liturgia de la Iglesia el momento en que esas palabras fueron dichas
en Nazaret «a una virgen desposada con un varón de nombre José, de la
casa de David; el nombre de la virgen era María» (Lc 1,27).
La descripción de la Anunciación se encuentra en el Evangelio de San
Lucas.
Seguidamente, Mateo hace notar de nuevo que, después de las nupcias
de María con José, «antes de que conviviesen, se halló haber
concebido María del Espíritu Santo» (Mt 1,18).
Así, pues, se realizó en María el misterio que había tenido su
comienzo en el momento de la Anunciación, en el momento en que la
Virgen respondió a las palabras de Gabriel: «He aquí la esclava del
Señor: hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38).
A medida que el misterio de la maternidad de María se revelaba a la
conciencia de José, él, «siendo justo, no quiso denunciarla y
resolvió repudiarla en secreto» (Mt 1,19), así dice a continuación la
descripción de Mateo.
Y precisamente entonces, José, esposo de María y ya su marido ante la
ley, recibe su «Anunciación» personal.
Oye durante la noche las palabras que hemos citado antes, las
palabras, que son explicación y al mismo tiempo invitación de parte
de Dios: «no temas recibir en tu casa a María» (Mt 1,20).
Al mismo tiempo, Dios confía a José el misterio, cuyo cumplimiento
habían esperado desde hacía muchas generaciones la estirpe de David y
toda la «casa de Israel», y a la vez le confía todo aquello de lo que
depende la realización de este misterio en la historia del Pueblo de
Dios.
Desde el momento en que estas palabras llegaron a su conciencia, José
se convierte en el hombre de la elección divina: el hombre de una
particular confianza. Se define su puesto en la historia de la
salvación. José entra en este puesto con la sencillez y humildad, en
las que se manifiesta la profundidad espiritual del hombre; y él lo
llena completamente con su vida.
«Al despertar José de su sueño —leemos en Mateo—, hizo como el ángel
del Señor le había mandado» (Mt 1,24). En estas pocas palabras está
todo. Toda la decisión de la vida de José y la plena característica
de su santidad. «Hizo». José, al que conocemos por el Evangelio, es
hombre de acción.
Es hombre de trabajo. El Evangelio no ha conservado ninguna palabra
suya. En cambio, ha descrito sus acciones: acciones sencillas,
cotidianas, que tienen a la vez el significado límpido para la
realización de la promesa divina en la historia del hambre; obras
llenas de la profundidad espiritual y de la sencillez madura.
Así es la actividad de José, así son sus obras, antes de que le fuese
revelado el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, que el
Espíritu Santo había obrado en su Esposa. Así es también la obra
ulterior de José cuando —sabiendo ya el misterio de la maternidad
virginal de María— permanece junto a Ella en el período precedente al
nacimiento de Jesús, y sobre todo en las circunstancias de la
Navidad.
Luego vemos a José en el momento de la presentación en el templo y de
la llegada de los Reyes Magos de Oriente. Poco después comienza el
drama de los recién nacidos en Belén. José es llamado de nuevo e
instruido por la voz de lo Alto sobre cómo debe comportarse.
Emprende la huida a Egipto con la Madre y el Niño.
Después de un breve tiempo, el retorno a la Nazaret natal.
Finalmente, allí encuentra su casa y su taller, adonde hubiera vuelto
antes si no se lo hubiesen impedido las atrocidades de Herodes.
Cuando Jesús tiene doce años, va con él y con María a Jerusalén.
En el templo de Jerusalén, después que los dos encontraron a Jesús
perdido, José oye estas misteriosas palabras: «¿No sabíais que es
preciso que me ocupe en las cosas de mi Padre?» (Lc 2,49).
Así hablaba el niño de doce años, y José, lo mismo que María, saben
bien de Quién habla.
No obstante, en la casa de Nazaret, Jesús les estaba sumiso (cf. Lc
2,51): a los dos, a José y a María, tal como un hijo está sumiso a
sus padres. Pasan los años de la vida oculta de la Sagrada Familia de
Nazaret. El Hijo de Dios —enviado por el Padre— está oculto para el
mundo, oculto para todos los hombres, incluso para los más cercanos.
Sólo María y José conocen su misterio. Viven en su círculo. Viven
este misterio cada día. El Hijo del Eterno Padre pasa, ante los
hombres, por hijo de ellos; por «el hijo del carpintero» (Mt 13,55).
Al comenzar el tiempo de su misión pública, Jesús recordará, en la
sinagoga de Nazaret, las palabras de Isaías que en aquel momento se
cumplían en Él, y los vecinos y los paisanos dirán: «¿No es el hijo
de José?» (cf. Lc 4,16-22).
El Hijo de Dios, el Verbo Encarnado, durante los treinta años de la
vida terrena permaneció oculto: se ocultó a la sombra de José.
Al mismo tiempo, María y José permanecieron escondidos en Cristo, en
su misterio y en su misión. Particularmente José, que —como se puede
deducir del Evangelio— dejó el mundo antes de que Jesús se revelase a
Israel como Cristo, y permaneció oculto en el misterio de aquel a
quien el padre celestial le había confiado cuando todavía estaba en
el seno de la Virgen, cuando le había dicho por medio del ángel: «No
temas recibir en tu casa a María, tu esposa» (Mt 1,20).
Eran necesarias almas profundas —como Santa Teresa de Jesús— y los
ojos penetrantes de la contemplación para que pudiesen ser revelados
los espléndidos rasgos de José de Nazaret: aquel de quien el Padre
celestial quiso hacer, en la tierra, el hombre de su confianza.
Sin embargo, la Iglesia ha sido siempre consciente, y lo es hoy
especialmente, de cuán fundamental ha sido la vocación de ese hombre:
del esposo de María, de aquel que, ante los hombres, pasaba por el
padre de Jesús y que fue, según el espíritu, una encarnación perfecta
de la paternidad en la familia humana y al mismo tiempo sagrada.
Bajo esta luz, los pensamientos y el corazón de la Iglesia, su
oración y su culto, se dirigen a José de Nazaret. Bajo esta luz, el
apostolado y la pastoral encuentran en él un apoyo para ese amplio y
simultáneamente fundamental campo que es la vocación matrimonial y de
los padres, toda la vida en familia, llena de la solicitud sencilla y
servicial del marido por la mujer, del padre y de la madre por los
hijos —la vida en la familia—, en esa «Iglesia más pequeña» sobre la
cual se construye cada una de las Iglesias.
Y puesto que en el corriente año nos preparamos para el Sínodo de los
Obispos, cuyo tema es De muneribus familiae christianae, sentimos
tanto más la necesidad de la intercesión de San José y de su ayuda en
nuestros trabajos.
La Iglesia, que, como sociedad del Pueblo de Dios, se llama a sí
misma también la Familia de Dios, ve igualmente el puesto singular de
San José en relación con esta gran Familia, y lo reconoce como su
Patrono particular.
Esta meditación despierta en nosotros la necesidad de la oración por
intercesión de aquel en quien el Padre celestial ha expresado, sobre
la tierra, toda la dignidad espiritual de la paternidad. La
meditación sobre su vida y las obras, tan profundamente ocultas en el
misterio de Cristo y, a la vez, tan sencillas y límpidas, ayude a
todos a encontrar el justo valor y la belleza de la vocación, de la
que cada una de las familias humanas saca su fuerza espiritual y su
santidad."
Inicio de Página

La Figura Evangélica de San José
________________________________________
S.S. Pablo VI, 19 de marzo de 1975 :
"Honremos a San José, « el esposo de María, de la cual nació Jesús,
llamado Cristo » (Mt 1, 16).
Nosotros lo honraremos hoy como al elegido por Dios para dar al Verbo
de Dios, que se hace hombre, el nido, la genealogía histórica, la
casa, el ambiente social, la profesión, el custodio, la parentela, en
una palabra, la familia, esa célula primaria de la sociedad,
comunidad de amor libremente constituida, indivisible, exclusiva,
perpetua, mediante la cual el hombre y la mujer se revelan
recíprocamente complementarios y destinados a transmitir el don
natural y divino de la vida a otros seres humanos, sus hijos. Jesús,
Hijo de Dios, tuvo su familia humana, por lo cual pareció y fue
también Hijo del hombre; y con esta elección suya ratificó, canonizó,
santificó esta común institución, generadora de la existencia humana,
sobre la cual nuestra oración y nuestra meditación proyectan hoy la
piadosa, la silenciosa, la ejemplar figura de San José.
La verdad es que tenemos que enunciar enseguida una observación
fundamental sobre este santo personaje, destinado a hacer de padre
legal, no natural, de Jesús, cuya generación humana aconteció de
manera singularísima, prodigiosa, por obra del Espíritu Santo, en el
seno de María, la Virgen Madre de Dios, Jesús, su hijo verdadero, y
sólo oficialmente, como se creía (Lc 3,23; Mc 6,3; Mt 13,55), « hijo
del carpintero », José.
Aquí se abriría a nuestra consideración su historia personal, su
drama sentimental, su « novela », que rozó el hundimiento de su amor,
que con intuición privilegiada había elegido a María, la « llena de
gracia », es decir, la más hermosa, la más amable de todas las
mujeres, como su futura esposa, cuando supo que ya no era suya;
estaba a punto de ser madre; y él, que era bueno, « justo » lo llama
el Evangelio, es decir, capaz de sacrificar su amor en aras del
destino ignoto de su prometida, pensaba dejarla sin hacer ruido,
sacrificando lo que más quería en la vida, su amor a la incomparable
Doncella.
Pero José, aunque humilde artesano, era también un privilegiado;
tenía el carisma de los sueños reveladores; y uno, el primero
registrado en el Evangelio, fue éste: « José, hijo de David, no temas
recibir en tu casa a María, tu esposa, pues lo concebido en ella es
obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, a quien pondrás por
nombre Jesús, porque salvará a su pueblo de los pecados » (Mt 1,20-
21); es decir, será el Salvador, será el Mesías, «Emmanuel, que
quiere decir Dios con nosotros » (ib. 23).
La Sagrada Familia
José obedeció: feliz y al mismo tiempo generoso en el sacrificio
humano que se le pedía. Será padre del que va a nacer non carne, sed
caritate, escribe San Agustín (Serm. 52, 20; PL 38, 351); marido,
custodio, testimonio, de la inmaculada virginidad y al mismo tiempo
de la divina maternidad de María (cf. Serm. 225; PL 38,1096).
Situación única, milagrosa, que no sólo pone de manifiesto la
santidad personal de la Virgen, sino también la de su modesto y
sublime esposo José, el Santo que la Iglesia presenta a nuestra
festiva celebración aun durante el tirocinio cuaresmal.
Y, ¡henos aquí ante la « Sagrada Familia »!
Sí, queridas, queridísimas familias cristianas, convocadas hoy a esta
celebración por vosotros, que nos alegramos viéndoos rodeadas de
multitud de peregrinos y de fieles. Sí, debemos expresar con nuevo
fervor, con nueva conciencia nuestro culto al cuadro que el Evangelio
pone ante nuestros ojos: José con María, y Jesús, niño, muchacho,
joven con ellos. Es un cuadro típico. En él puede estar reflejada
cualquier familia. El amor doméstico; el más completo, el más hermoso
según la naturaleza, irradia de la humilde escena evangélica y se
expande inmediatamente en una luz nueva y deslumbrante: el amor cobra
esplendor sobrenatural.
La escena se transforma: en ella domino Cristo; las figuras humanas
que están cerca de Él asumen la representación de la nueva humanidad,
la Iglesia; Cristo es el Esposo; la Esposa es la Iglesia; el cuadro
del tiempo se abre al misterio del ultratiempo; la historia del mundo
se hace apocalíptica, escatológica; dichoso quien ya, ahora sabe
entrever su luz vivificante; la vida presente se transfigura en la
futura y eterna; nuestra casa, nuestra familia se convertirá en
paraíso.
La vida cristiana
Escuchadnos, hijos queridísimos.
Aceptar como programa la vida cristiana resulta hoy un ejercicio
fuerte. Los hábitos tradicionales de nuestras casas, ordenadas,
sencillas y austeras, buenas y felices, no aguantan ya por sí mismos
las costumbres públicas, defensa de las virtudes domésticas y
sociales, están en vías de transformación y, en ciertos aspectos, en
vías de disolución. La legalidad parece suficiente para satisfacer
las exigencias de la moralidad, pero no siempre lo es. Están en tela
de juicio las leyes fundamentales de la familia: su unidad, su
exclusividad, su perennidad.
Os toca a vosotros, esposos cristianos; a vosotras, familias
bendecidas con el carisma sacramental; a vosotros, fieles de una
religión que tiene en el amor, en el verdadero amor evangélico, su
expresión más alta y más sagrada, más generosa y más feliz, a
vosotros os toca redescubrir vuestra vocación y vuestra fortuna; a
vosotros preservar el carácter incomparablemente humano y
espontáneamente religioso de la familia cristiana; a vosotros
regenerar en vuestros hijos y en la sociedad el sentido del espíritu
que eleva a su nivel la carne. Que San José os enseñe cómo. Hoy
nosotros lo invocamos también con ese fin."
Inicio de Página

Horizonte de Santidad
________________________________________
Luis Fernando Figari
"No es de balde que la Iglesia presente a San José como el santo de
mayor excelencia después de la Virgen María. Incluso en el canon
eucarístico, después de la Virgen, se menciona a San José, poniendo
así de relieve su ejemplaridad para la vida cristiana. El Papa Juan
Pablo II llama a San José :«figura tan querida y cercana al corazón
de la Iglesia, a cada uno y a todos los que tratan de conocer los
caminos de salvación, y de caminar por ellos en su vida terrena». Y
en ese sentido, el Papa Pablo VI decía en una ocasión : «Aceptar como
programa la vida cristiana resulta hoy un ejercicio fuerte (…) que
San José os enseñe cómo».
Dentro de la vocación universal a la santidad, a la que cada uno de
nosotros está llamado como camino de realización personal, de
plenitud, de fidelidad, como camino para alcanzar la ansiada
felicidad que cada cual busca y persigue, es decir ante el llamado
para ser santo, aprendiendo del Santo Custodio del Señor Jesús la
viva lección sobre tantas virtudes para la vida cristiana, que
siempre se debe hacer vida cotidiana. (…) Se trata de vivir desde el
fondo de nuestra mismidad «la santificación de la vida cotidiana»,
como dice el papa Juan Pablo II, abriéndose en ello al magnifico
modelo que es San José, quien es maciza constatación de que para ser
buenos y auténticos seguidores de Cristo no se necesitan «grandes
cosas», sino que se requieren solamente las virtudes comunes,
humanas, sencillas, pero verdaderas y autenticas.
Finalmente, y para terminar, hago votos para que en este recorrido de
la vida cristiana hacia su plenitud en la feliz participación con
Dios Comunión de Amor, podamos durante nuestro peregrinar hacer como
hizo San José , dándonos en todo al cumplimiento del Plan divino,
acogiendo al Señor Jesús en el hogar de nuestra mismidad, brindándole
el lugar central de nuestra mente, ofreciéndole el abrigo de nuestro
corazón, el alimento de nuestras acciones, y como el Santo Custodio,
siguiendo su ejemplo, velando y protegiendo la presencia del Señor
Jesús en nosotros por nuestra permanente, cotidiana y radical
respuesta al camino por el que Dios nos llama a cada cual.
¡Que por intercesión de San José, Dios nos conceda a todos y a cada
uno esa gracia!


Do You Yahoo!? La mejor conexión a Internet y 2GB extra a tu correo por $100 al mes. http://net.yahoo.com.mx

martes, abril 25, 2006

Dogmática.


Dogmática.
I. Concepto.
La dogmática es la reflexión sistemática sobre el dogma de la Iglesia. La reflexión sobre su propia historia forma parte de ella. Su primer objeto es la revelación cristiana. Es la ciencia de la fe y es además un conocimiento con carácter de "compromiso" acerca de la manifestación salvadora del Dios Trino en Cristo y en la Iglesia, como cuerpo suyo. Es ciencia eclesiástica tomando su punto de partida en el kerygma de la Iglesia y en el magisterio eclesiástico.
II. Delimitación frente a otras disciplinas teológicas.
1.Frente a la teología moral.
La teología moral estudia la comunicación de Dios en la gracia y en la fe. Los aspectos tocados son: el pecado, la gracia, etc... Vea el decreto del Vaticano II sobre la formación sacerdotal.
Es un campo parcial de la dogmática y colaboran muchas ciencias auxiliares que interesan menos en los restantes tratados dogmáticos.
2.Frente a la exégesis y a la teología bíblica.
La Sagrada Escritura es siempre la norma de toda teología. Pero no puede resolver por sí misma el cometido de mostrar la legitimidad de la interpretación de la Escritura en la historia y de la predicación eclesiástica y de los dogmas. Tampoco la teología bíblica puede actualizar el mensaje de la Escritura en el encuentro de la inteligencia eclesiástica de la fe con la concepción que el hombre de una época tiene de sí mismo.
3.Frente a la teología fundamental.
La teología fundamental está para mostrar como la revelación cristiana es un hecho creíble. Cada uno de los misterios cristianos de fe requiere una "iniciación" a su posibilidad de creerlo y asimilarlo existencialmente.
4.Frente a las otras disciplinas teológicas.
Las otras disciplinas teológicas como lo son la Historia y la acción de la Iglesia, son diferentes de la dogmática.
Tenemos:
La historia de la Iglesia. La historia de la Liturgia. La historia del Derecho.
La historia de la literatura eclesiástica. (La patrología, historia de la teología).
El derecho canónico. La Pastoral. La catequética. La liturgia. La homilética.
III. Método de la dogmática.
Ha de ser teología positiva; debe empezar con los temas bíblicos y con la historia de la proclamación ulterior del mensaje bíblico por parte de la Iglesia en la predicación, en la doctrina oficial, y en la historia de los dogmas y de la teología.
Luego, debe ser también especulativa y sistemática. O sea servir a una real apropiación interna de la verdad oída históricamente. Exige una confrontación entre la verdad de fe y de la concepción trascendental y condicionada históricamente de sí mismo y del mundo que tiene el oyente. Esas dos fases, histórica y especulativa, se condicionan y compenetran mutuamente. Aquí, rebasamos el concepto de teología meramente analítica, propia de la escolástica.
La dogmática supone un trabajo filosófico, por ser una ciencia envolvente. La metafísica (exposición de la concepción que el oyente tiene de sí mismo) y la hermenéutica (designa la investigación, fundamentación y formulación de los principios y reglas válidas para la interpretación de la dogmática) son también base para su desarrollo.

Notas de antropología.


Notas de antropología.
La antropología que estudiamos y que el Padre Mariotti nos presenta en el manual que utilizamos, es sumamente bíblica. Aún que no ignora la reflexión filosófica cristiana que se ha hecho durante los siglos. Vamos a encontrar dos visiones: la antropología bíblica y la antropología filosófica de origen griego en la misma explicación. Las dos usan palabras iguales pero lo que se entiende por éstas palabras no es igual del todo. Así que vamos a encontrar por la parte bíblica, las palabras espíritu, alma, cuerpo, y por la parte filosófica, las palabras alma y cuerpo. No vayamos a confundirlas, error de mucha gente.
Encontraremos en el libro "Vocabulario de teología bíblica" unas aclaraciones bien extensas de las ideas bíblicas sobre espíritu, alma, cuerpo. Las palabras alma y cuerpo en la filosofía exigen otro estudio que no está a nuestro alcance en ésta etapa.
Mariotti explica muy bien en el principio de su librito que hay varias formas de antropologías o sea varias formas de entender que es un ser humano. La bíblica es una. La filosófica es otra.
Trato aquí de explicar de una manera muy sencilla el sentido de cada idea, perdiendo muchas aclaraciones por querer lo sencillo.
En las dos maneras de entender, la bíblica y la filosófica, la idea de alma no indica ciertamente una parte del ser humano. Propiamente, el alma no habita en el cuerpo. Se muestra por el cuerpo, por toda la persona. El alma, en la Biblia, (nefesh)sería igual como decir, la vida de la persona. Podríamos decir que dar su alma es igual a dar su vida. El cuerpo, siempre en la Biblia (bashar), sería decir la persona que se puede tocar, que come, que se relaciona. Mientras el espíritu (ruah), es el soplo que Dios mete en la persona. No son partes, pedazos, pero cada idea muestra a toda la persona, en un modo de ver las relaciones que tiene ésta persona.
La idea filosófica de alma muestra que el ser humano no es solamente material. No es preso de lo material. La persona puede dominar y salir de lo material por su pensamiento: manda sobre el tiempo, sobre el espacio; desde aquí Usted puede hacer en su mente cambios en su cocina o decir lo que va a hacer a las ocho de la mañana del viernes. El animal no hace esto.
El cuerpo, en la filosofía, muestra sólo lo material, encerrado en el tiempo y en el espacio. Santo Tomás de Aquino, filósofo oficial de la Iglesia Católica, llama las dos ideas co-principios. No son cosas, son maneras de mirar. Por un lado, la persona es material, por otro lado es no-material.
Lo no-material se dice por la palabra "alma". Enseguida, se estudia las cualidades de éste lado no-material, llamado alma. Repetimos que NO SON partes. Verlas como partes, sería hacer un estudio DUALISTA, como si los dos aspectos estarían en pleito, siendo una, buena, y la otra, mala. Como en la religión maniqueísta en la cual se metió San Agustín antes de ser cristiano.
Hagamos ver también que el espiritismo es "dualista" haciendo del alma como un fantasma casi material. Se pega al suelo, hay que levantarla, etc... La aclaración de "alma" es justamente ser no material. ¿Cómo una realidad no material puede ser material? Es una gran contradicción. Es la idea que tiene la mayoría de Ustedes: el alma es material.

Hermenéutica bíblica:

Hermenéutica bíblica:
Bibliografía: Sacramentum Mundi, Tomo 3, página 408, Herder 1973.
La hermenéutica bíblica es un proceso del "entender", y con éste fin establece un canon de normas para el manejo adecuado sobre todo de los textos.
Designa la investigación, fundamentación y formulación de los principios y reglas válidas para la interpretación de la sagrada Escritura, la doctrina o el método de la interpretación de la Escritura.
La Escritura es también palabra de hombres históricos y presupone necesariamente la vinculación de sus maneras de concebir, de pensar y de hablar al lugar, al tiempo y a la persona del autor. De aquello, se deriva la tarea de la interpretación.
Cometidos de tipo general:
1- La mejor reconstrucción posible del texto original. (Crítica textual).
2- La filología bíblica. (Historia del concepto).Estilo, idioma, época.
3- Arqueología, topología, etnografía, historia comparada de la cultura y de la religión.
4- El conocimiento del autor, su origen, su posición y formación y su situación: a quienes escribe.
Principios fundamentales:
1- Descubrir que pretendieron expresar los hagiógrafos.
a- investigar y tener en cuenta la forma de expresarse de la época.
b- investigar el género literario.
c- investigar la situación.
d- sacar una imagen conjunta.
2- principios teológicos:
Los Escritos de la Biblia son Palabra de Dios.
Así que hay que tener en cuenta:
a- La tradición viva de la Iglesia Universal.
b- La unidad en la Escritura.
c- La analogía de la fe.(Explicación de un lugar por la armonía de toda la revelación)
Un principio hermenéutico unitario.
a- Cada interpretación está soportada necesariamente por una cierta preinteligencia del asunto estudiado.
b- Esta preinteligencia es necesaria para la interpretación de la Escritura. (Salvación, sentido del mundo, de la historia, finalidad de la existencia).
c- La escritura debe interpretarse existencialmente.
Existe un principio hermeneutico único?
Cómo se produce en concreto la automanifestación de Dios.
Problema hermenéutico del AT.

domingo, abril 02, 2006

El perro sabio....

EL PERRO SABIO....



Un día, un perro sabio pasó cerca de un grupo de gatos. Y viendo el perro que los gatos parecían estar absortos, hablando entre sí, y que no advertían su presencia, se detuvo a escuchar lo que decían.
Se levantó entonces, grave y circunspecto, un gran gato, observó a sus compañeros.
-Hermanos -dijo-, orad; y cuando hayáis orado una y otra vez, y vuelto a orar, sin duda alguna lloverán ratones del cielo.
Al oírlo, el perro rió para sus adentros, y se alejó de los gatos, diciendo:
-¡Ciegos e insensatos felinos! ¿No está escrito, y no lo he sabido siempre, y mis padres antes que yo que lo que llueve cuando elevamos al Cielo súplicas y plegarias son huesos, y no ratones?..

K. Gibran

RelojesWeb.com