ESCOBEDO , CIUDAD DE LAS PALMERAS 3

Escobedo conoce la fiebre de los preparativos festivos: mañana, es día de Consagración del nuevo Prelado, Monseñor González y Gómez .El Comité sesiona noche a noche. Gracias al espíritu organizador de Cesar Eduardo, todo va sobre ruedas . Los subcomites funcionan a pleno rendimiento: local, podium, sonido, almuerzo, transporte, comisión de orden, parqueo...en fin todo está a punto. Trataron de saber algo del nuevo Prelado.
-Lo que encuentro raro es que no ha hecho el nuevo Prelado una visita para así saber como quiere él, las cosas."
- Parece que es canonista y que dice que le es prohibido presentarse en Escobedo antes de ser Consagrado. Será exacto eso, Padre Julián ?"
-A mí también, me parece raro que no se presente. Sería simpático conocerlo. El antiguo derecho prohibe al nuevo Obispo estar antes de su toma de posesión en su nueva diócesis. Pero el nuevo derecho no menciona tal regla"
-También exigía que todo se hiciera en la Catedral. ¿No se da cuenta de lo estrecho, pu'e?
- Al fin, Checha, en eso se conformó el Nuncio, gracias a Dios ! Será más práctico en el campo deportivo. Aprovecho la ocasión por felicitarlo a Usted y a todos por lo efectivo que han sido.
Una noche de poco dormir esperaba al Padre Julián, primero por los nervios, debido a los acontecimientos del día siguiente, enseguida por la bulla de los borrachos libando frente a su ventana como de costumbre.
Hacia como un año que era Párroco de esta inmensa Parroquia de Escobedo, con sus cien mil gentes a lo menos. Tierra de grandes fincas, de muchos problemas en el pasado . Los conocía por ser la segunda vez que trabajaba acá. Eran cuatro en aquel entonces. Hoy son tres con el doble de población por lo menos.
Gracias a Dios, la gente responde bien. Los cursillistas y los carismáticos se dejan formar como delegados de la palabra, novedad en Escobedo y cubren ya quince oratorios cada domingo. Llegan a sus clases de formación cada viernes y las comunidades se van formando más y más. Prodigio de Dios, murmura el Padre Julián antes de caer dormido entre risas de bolos y ruidos callejeros, vencido por el cansancio.
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