Consideraciones

Una página para poner de todo...

RelojesWeb.com

jueves, diciembre 08, 2005

¿No había lugar en la posada para María? ( I )

Las posadas en Cristo Hermano, nuestra parroquia en Guatemala.

Va de casa en casa durante el novenario de Navidad. Se celebra la Palabra. Y se bebe un delicioso "ponche" de frutas.

Gracias, Elih, por tu aporte.


La historia que nos contaron

Una fría noche de diciembre, hace ya dos mil años, una joven pareja de esposos marchaba camino a Belén. El emperador de Roma, Cesar Augusto, había ordenado un censo en todo el imperio, y cada súbdito romano debía ser empadronado en su propia ciudad.
José, el carpintero, tenía que ir a censarse a Belén, de donde era oriundo. Junto con él, montada en un burro, viajaba María en avanzado estado de gravidez, afrontando un agotador viaje de más de ciento cincuenta kilómetros desde Nazaret.
Su esposo se sintio más tranquilo cuando por fin entraron en la ciudad de su familia. Abrigaba la esperanza de encontrar pronto un albergue, teniendo en cuenta la condición en la que se hallaba su mujer. Pero anduvo de casa en casa, y todas las halló atestadas de gente. Es que el censo había hecho regresar desde los diversos puntos del país a muchos betlemitas, para inscribirse en los padrones romanos.
En vano buscó un sitio donde acomodar a María para que pudiera dar a luz a su hijo. De pronto divisó una posada. Allí sí conseguiría seguramente alojamiento. Pero la decepción fue enorme cuando le informaron que no quedaba ningún lugar disponible.
Finalmente José, con María que se movía pesadamente y que ya acusaba los dolores del parto, se dirigió a una cueva que servía de establo para los animales y se refugiaron dentro. En lo solitario de aquella gruta, María dio a luz a su primogénito y lo recostó en un pesebre, es decir, en un recipiente donde se coloca la paja para la comida de los animales.

¿Eso relata el Evangelio?

Esta narración así contada, y que hemos oído especialmente al llegar Navidad, plantea dos serios problemas.
El primero es que no concuerda exactamente con el Evangelio. En ninguna parte dice que María haya llegado a Belén casi a punto de dar a luz. En efecto, el texto sólo afirma: "Y sucedió que, mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento" (Lc. 2,6). Tampoco cuenta el Evangelio que la pareja haya andado de casa en casa y posada en posada buscando alojamiento. Ésta es una simple deducción por el hecho inexplicable de que María haya dado a luz en una cueva y porque se afirma que no había lugar para ellos en la posada.

¡Qué imprudente este José!

El segundo inconveniente es la gran cantidad de interrogantes que se desprenden:
a) Si José venía para una breve práctica administrativa y teniendo en cuenta que en aquella época no era obligatorio para la mujer presentarse, ¿para qué llevaba a María hasta Belén?.
b) ¿Cómo fue tan imprudente de esperar hasta última hora y viajar cuando ella ya estaba casi a punto de dar a luz?.
c) El varón justo y previsor, ¿no fue capaz de prever un lugar más decente para el alumbramiento de su esposa, sabiendo Quién era el que venía al mundo?.
d) Él mismo era de Belén, y volvía a su propia ciudad, ¿cómo es que no tenía una casa donde alojarse?.
e) Considerando que para los pueblos de Oriente la hospitalidad era un deber sagrado, ¿no es extraño que nadie le abriera las puertas a José aún viendo el estado de María?.

Y todo por una palabra...

¿En dónde radica el problema?. En que hacemos una lectura errónea del Evangelio, agregando mucho de imaginación. Y la culpa la tiene una palabra, se trata del vocablo griego "katályma", que las mayorías de las Biblias traducen por posada, albergue, hospedaje. Pero en el griego bíblico esta palabra tiene también otro significado, y es el de habitación, cuarto, pieza, es decir, una parte especial de la casa más bien apartada o reservada.

La Katályma

Para entender bien lo que quiere decir san Lucas en su Evangelio, tenemos que ubicarnos en el ambiente de Palestina, donde las casas no tenían varias habitaciones, tan sólo una habitación central, y en la cual, llegada la noche se extendían las esteras para el reposo nocturno. Esta habitación era el pequeño mundo doméstico alrededor del cual giraba toda la vida del hogar. Además de la sala principal, las casas tenían adosado un lugar más pequeño reservado para depósito, eventuales huéspedes, etc.


La pieza de las parturientas

Esta habitación separada servía sobre todo para cuando en la casa había alguna parturienta. Porque en Israel, cuando una mujer daba a luz un hijo quedaba impura durante cuarenta u ochenta días, según fuera varón o mujer, por la pérdida de sangre que había sufrido. Y los objetos que ella tocaba, donde reposaba, etc, quedaban impuros. Y si alguno tocaba a la parturienta o entraba en contacto con algún utensilio tocado por ella, caía automáticamente en la impureza (Lv.15, 19-24).
Y para los judíos una persona impura quedaba aislada socialmente, menguada ante Dios, no podía acudir al templo, ni relacionarse con nadie hasta tanto terminaran los ritos de purificación que eran complicados y llevaban su tiempo. De ahí las precauciones que se tomaban en cada parto y el porqué se hacía residir en la katályma, separada del ambiente común.


Así todo es más claro

Habiéndose enterado de que el emperador de Roma había ordenado un censo, José, que momentáneamente residía en Galilea, decidió volver a Belén puesto que él era de allí (Lc.2,4)
Lo más natural hubiera sido dejar a María en Galilea pues no requerían su presencia, si la lleva consigo es porque piensa radicar definitivamente en Belén, lo cual es lógico teniendo en cuenta que era de esa ciudad, allí tendría su parentela, sus bienes y posesiones. Esto lo confirma Mateo cuando cuenta que al regreso de José y María del exilio en Egipto, buscan instalarse nuevamente en Belén, pero que por miedo el gobernante Arquelao, deciden ir a vivir a Nazaret.

RelojesWeb.com