Consideraciones

Una página para poner de todo...

RelojesWeb.com

viernes, diciembre 09, 2005

¿No había lugar en la posada para María? ( II )

En la cueva, más intimidad

En este punto, afirma el Evangelio que , "mientras ellos estaban allí, se cumplieron los días del alumbramiento" (Lc.2,6).
Pero era la época del censo, muchos betlemitas colmaban la ciudad, también María y José habrían alojado en todas las dependencias de su casa a parientes y amigos. Es entonces cuando, próxima la hora del parto, María advierte que no había donde dar a luz digna y discretamente, y sobre todo sin convertir en impuros a todos los habitantes de la casa. Es decir, no había lugar en la habitación reservada de la casa, la katályma.
Por eso, sin ofender a nadie, se retiaron a la gruta establo, que todas las casas de Belén tenían y aún tienen, para albergar a los animales.
Es esto lo que se deduce si leemos el texto, que correctamente traducido ahora dice: "-Y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre porque no tenían lugar en la sala" (Lc. 2,7).

"Para ellos", no había lugar

Por eso a continuación el evangelista Lucas, siempre preciso en los detalles, aclara que no había lugar pero sólo "para ellos". Lo cual indica que para otros sí hubiera habido un lugar cualquiera para descansar, ya que las camas en Palestina no son sino una estera extendida en el suelo, pero para ellos, que debían obedecer las prescripciones de la Ley judía referentes a la pureza ritual, para ellos no.


Lo confirma una parábola

¿Puede afirmarse , entonces, que en el griego de Lucas la palabra katályma significa habitación reservada de una casa y no una posada?.
Sí. Lo atestigua el episodio de la última Cena. Cuando Jesús da las instrucciones a Pedro y a Juan para llegar hasta una casa de la ciudad y preparar la Pascua les indica: Y díganle al dueño de la casa : dice el Maestro dónde está la sala (katályma) en la que pueda comer la Pascua con mis discípulos" (Lc. 22,11). Es decir, Jesucristo no celebró la última Cena en ninguna posada, sino en una casa, cuyo dueño le preparó una habitación reservada para él y sus Apóstoles.
Y lo confirma la parábola del buen samaritano, cuando Lucas relata que aquél llevó al herido hasta una posada, usa la palabra pandojéion para referirsea ella y no katályma.


Más pruebas

También Mateo coincide con esta interpretación. Cuando menciona la llegada de los Magos buscando al recién nacido, dice que la estrella los condujo hasta una casa. (Mt. 2,11), es decir, no hasta una gruta cualquiera donde se habría refugiado la sagrada familia por falta de hospedaje, sino a la propia casa de José en Belem.
Un último argumento lo aportan los picos y palas de la arqueología. En efecto, en la ciudad de Belem todavía existe la gruta que la tradición identifica como la del nacimiento de Jesús. Y todos los estudios arqueológicos que se realizaron en torno a ella revelan que no se trata de una cueva cualquiera, perdida en el meandro de algún sendero palestino, sino incorporada a una vivienda como recinto estable.


Un José como Dios manda

Algunas parroquias, cuando llega la Navidad, suelen teatralizar el episodio navideño con escenarios infantiles, en los que María y José, después de ser rechazados de varias partes, terminan amparándose en su establo, donde puede nacer el Niño.
Este cuadro, con la llegada a Belem a última hora y de noche, golpeando atolondradamente las puertas de las casas y posadas, y recibiendo el rechazo en todas partes, pinta la figura de un pobre José inconsciente, que obra con negligencia, y cuya torpeza casi le vale un mal parto de su esposa.
Pero en realidad se trata de una triste deformación. José de Belem fue un verdadero padre para Jesús y un auténtico esposo para María, y su papel resultó esencial en el plan de Dios.

La enseñanza que quedó

Para nacer, Jesucristo tenía preparada su habitación, su techo, su casa. Eran suyas. Su padre legal, José, se las había aprontado para cuando él viniera a este mundo. Pero por razones históricas, en el momento de su alumbramiento había otros que la necesitaban. Entonces José, determinó dejar el lugar previsto y bajar al tosco establo.
Este suceso, que ilustra desde un principio la educación que recibiría Jesús en su hogar, habría de marcarlo para siempre.
Jesús no nació pobre porque las circunstancias así lo exigieron, sino por la opción libre de José. Y cuando creció, decidió abrazar perpetuamente la pobreza, a la que fue fiel toda su vida. Vivió pobre, compartió lo que tenía, se rodeó de los necesitados, comió lo que le daban, y murió en la más absoluta indigencia. Jamás exigió nada para Él. No quiso ocupar algo que a otros pudiera hacer falta. Se lo vio aplicar constantemente el principio de que si alguine necesitaba su habitación , Él debía bajar al establo.
Al fin y al cabo, su padre se lo había enseñado.


Pbro. A. Álvarez

2 Comments:

At 7:41 p. m., Blogger Natho47 said...

A los pobres de hoy ,les pasa eso y peor
saludos desde Chile

 
At 7:56 p. m., Blogger Unknown said...

Gracias, José Luis, por tu amable comentario...Iremos a ver tu blog! ;)

Jorge

 

Publicar un comentario

<< Home

RelojesWeb.com