EL DAR.......

El dar......

Dais muy poca cosa cuando dais lo que poseéis.
Cuando dais algo de vosotros mismos es cuando realmente dais.
¿Qué son vuestras posesiones sino cosas que atesoráis por miedo a necesitarlas mañana?.....

Y mañana, ¿qué traerá mañana al perro que, demasiado previsor, entierra el hueso en la arena mientras sigue a su amo hacia la ciudad?....¿Y qué es el miedo a la necesidad sino la necesidad misma?.
¿No es, en realidad, el miedo a la sed, cuando el manantial está lleno, la sed inextinguible?



Hay quienes dan poco de lo mucho que tienen y lo dan buscando reconocimiento y su deseo oculto malogra su generosidad.
Y hay quienes tienen poco y lo dan todo......Son éstos los creyentes en la vida y en la magnificencia de la vida y su cofre nunca está vacio.

Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio.
Y quienes dan con dolor y ese dolor es su bautismo.
Y hay quienes dan y no saben del dolor de dar, ni buscan la alegría de dar, ni dan conscientes de la virtud de dar.
Dan como, en el hondo valle, da la flor su fragancia al espacio.
A través de las manos de los que como esos son, Dios habla y, desde el fondo de sus ojos, Él sonríe sobre la tierra.

Es bueno dar algo que ha sido pedido, pero es mejor dar sin demanda......comprendiendo.
Y, para la mano abierta, la búsqueda de aquel que recibirá es mayor goce que el dar mismo.

¿Y hay algo, acaso, que podáis guardar?.
Todo lo que tenéis será dado algún día.
Dad, pues, ahora que la estación del dar es vuestra.

Decís a menudo: "Daría, pero sólo al que lo mereciera".....
Los árboles en vuestro huerto no dicen así, ni lo dicen los rebaños en vuestra pradera.
Ellos dan para vivir ya que guardar es perecer.
Todo aquel que ha merecido recibir sus días y sus noches, merece, seguramente, de todo lo demás.
Y aquel que mereció beber el océano de la vida, merece llenar su copa en vuestro pequeño arroyo.

¿Y cuál será mérito mayor que el de aquel que da el valor y la confianza -no la caridad- del recibir?......
Mirad primero si vosotros mismos merecéis dar y ser un instrumento del dar.
Porque es el Dador de la vida el que da, mientras que vosotros, que os creéis dadores, no sois sino testigos.

Y vosotros que recibís, no pongáis el peso de la gratitud como pretexto, si no queréis colocar ese yugo sobre vosotros y sobre quien os da.
Porque exagerar la deuda es dudar de la generosidad del que tiene el libre corazón de la tierra y a Dios como padre.

k. Gibrán.


(Imagen ©Liliane Caumont)